En el último siglo la medicina ha tenido, avances inimaginables, lo que llamamos un desarrollo técnicamente un “avance exponencial”. Por ejemplo en menos de 100 años se comenzó a utilizar antibióticos.
Todo el conocimiento aportado por la biología molecular y la estructura del ADN y la forma en que se expresan los genes, ha producido un avance insospechado en el estudio a través de imágenes médicas, de pruebas de laboratorio cada vez más rápidas.
Estos avances han aumentado la sobrevida de la población general (más de 35 años en la expectativa de vida de la población del planeta), se han descubierto y aplicado nuevas vacunas, que han permitido controlar y hasta incluso erradicar para siempre ciertas patologías infecciosas. Un ejemplo claro fue el contar en menos de un año con numerosas vacunas anti – Coronavirus durante la Pandemia que hemos vivido desde 2019.
Los avances tecnológicos y estudios multi-sistemicos con las experiencias colaborativas de otras ciencias como la ingeniería, informática, sociología etc han permitido crear grandes bases de datos, de las cuales nos permiten aprender el análisis del “big data”, el “machine learning” o el “deep learning¨en el fondo, avanzamos desde una medicina probabilística y de ensayo y error, a una medicina personalizada y de precisión.
Hasta mediados del siglo pasado, Chile era uno de los países más rezagados de la región, con 60% de su población pobre y cerca de 25%, analfabeta. Los indicadores de salud tampoco eran buenos: en 1950 la ortalidad infantil era de 150 por cada 1 000 nacidos vivos (NV); la mortalidad neonatal era de 27 por cada 1000 NV y la mortalidad materna alcanzaba 276 por cada 100.000 NV. Además, 63% de los niños menores de seis años estaba desnutrido y la expectativa de vida al nacer era de apenas 39 años. En el ámbito de saneamiento, la cobertura de agua potable era de 52% y la disponibilidad de alcantarillados de 21%.
Estas cifras comenzaron a cambiar a mediados del siglo XX y hoy la población alcanza los 18,4 millones de habitantes y la condición de pobreza ha descendido a 11,7%. La desnutrición infantil casi no existe y la mortalidad infantil se redujo a 6,9 por cada 1 000 NV. Asimismo, la mortalidad materna descendió a 13,5 por cada 100.000 NV y la mortalidad neonatal a 5,2 por cada 1.000 NV. Entretanto, la esperanza de vida al nacer se ha elevado a casi 80 años, mientras que prácticamente la totalidad de la población dispone de agua potable y alcantarillado.
En resumen actualmente, Chile debe avanzar en perfeccionar la atención y cuidado de la salud de las personas, con políticas sanitarias enfocadas en enfermedades no transmisibles -afecciones cardiovasculares y el cáncer- y enfocadas en la prevención y promoción de la salud. Tenemos un bajo control de los factores de riesgo para la salud, como el sedentarismo, la obesidad, la dieta, el tabaco y el consumo excesivo de alcohol, lo que contribuye al incremento de enfermedades crónicas no transmisibles, como la hipertensión y la diabetes.
Debemos ser efectivos no solo en reducir los factores de riesgos para la salud, sino también en el control sobre la salud de las personas para detectar a tiempo enfermedades, detener su avance y atenuar sus consecuencias. La detección temprana permite salvar vidas y ahorrar muchos recursos que pueden ser utilizados de manera más eficiente, con un retorno social mayor, como la prevención (tamizajes, vacunación, etc.). Campus y sus servicios están ofreciendo especialmente este tipo de servicios , pues somos unos convencidos que así apoyamos a la prevención y mejoramiento de la calidad de vida de nuestra comunidad.
Chile cuenta con una evolución histórica bastante positiva en el control de enfermedades transmisibles. Se ha logrado eliminar la incidencia de malaria, rabia humana transmitida por el perro (salvo un caso en 2013), fiebre amarilla. La tuberculosis está en general bajo relativo control, aunque hay mayor carga de morbilidad en grupos de población más pobres y socialmente más vulnerables especialmente después del incremento de la inmigración los últimos 10 años.
Por los datos que tenemos en la actualidad sabemos que los problemas crónicos más importantes son:La obesidad, el envejecimiento de la población, las enfermedades neurodegenerativas y el aumento de contagios de VIH y problemas de salud bucal.. Si loos dividimos de acuerdo a prevalencia son: las caries cavitadas (55%), hipertensión (27,6%), dislipidemia HDL (46%), obesidad (34,4%), diabetes (12,3%), tabaquismo actual (33,4%), problemas asociados al consumo de alcohol (12%), síntomas depresivos (15,8%), consumo excesivo de sal (98%). (Encuesta salud MINSAL 2018).
A pesar de ello la esperanza de vida se ha elevado en nuestro país: En 2020 la esperanza de vida en Chile subió hasta llegar a 80,33 años. Ese año la esperanza de vida de las mujeres fue de 82,52 años, mayor que la de los hombres que fue de 77,99 años.
Chile mantiene el puesto 35 en el ranking de los 192 países de los que publicamos la Esperanza de vida. Esto quiere decir que sus habitantes tienen una esperanza media-alta, en lo que respecta al resto de los países.Si miramos la evolución de la Esperanza de Vida en Chile en los últimos años, vemos que ha subido respecto a 2019 en el que fue de 80,18 años, al igual de lo que ocurre respecto a 2010, en el que estaba en 78,78 años.
Pero además de saber que tenemos una muy alta esperanza de vida y de conocer cuáles son las enfermedades crónicas que nos afectan es importante saber cuáles son los problemas sanitarios más importantes en los jóvenes, nuestra futura generación de relevo. En ellos prevalece:
Lesiones y traumatismos. Estas lesiones y traumatismos no intencionados son una de las principales causas de muerte o discapacidad entre los adolescentes, lo cual trae consecuencias de costo social importante a la familia y el país.
Otras enfermedades prevalentes son la Violencia asociada a la Salud mental , Consumo de alcohol y drogas, tabaquismo.
Aumento significativo de VIH/ SIDA y Sífilis, otras enfermedades de transmisión sexual y embarazos precoces.
Si nos damos cuenta todas estas “patologías en la juventud “están asociadas a falta de educación sexual y bajo nivel de culturización general.
En resumen, la Salud en Chile se encuentra en una etapa de mejoramiento que requiere de programas de prevención y control como los que ofrecemos en Campus, dando servicios oportunos y de calidad, fortaleciendo la atención primaria y precoz de las enfermedades.
Dra Myriam Lorca H Ms.Cs. Ph.D
Director Técnico
Campuslab
Referencias
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Published online 2018 Sep 24. Chile: nuevos desafíos sanitarios e institucionales en un país en transición Constanza Forascepi Crespo
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